“la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora».
Estas fueron las últimas palabras que pronunció August Spies, uno de los 8 trabajadores anarquistas condenados y ejecutados injustamente en Chicago hace ahora 135 años, tras “la revuelta de Haymarket”.
El 1 de mayo de 1886, 200.000 personas trabajadoras iniciaron una huelga en Chicago reclamando la mejora de sus condiciones laborales.
El día 2, la policía disolvió violentamente una manifestación de más de 50 000 personas y el día 3, cuando se celebraba una concentración y estaba en la tribuna August Spies, sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.
Los sucesos de Chicago además costaron la vida de mucha mas personas trabajadoras y dirigentes sindicales; fueron miles las despedidas, detenidas, procesadas, heridas de bala o torturadas.
Finalmente, antes de acabar el mes de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreras.
Todos los primeros de mayo, la clase trabajadora sale a la calle para recordar a esos 8 anarquistas injustamente condenados por el Estado y a esas otras innumerables personas trabajadoras que, a lo largo de la historia, y a pesar de sufrir la explotación y represión del Estado y la burguesía, supieron resistir y luchar por mejorar sus vidas y las nuestras.
Ni la burguesía, ni el Estado, nunca han regalado nada a la clase trabajadora y solo mediante la unidad y la perseverancia en la lucha hemos podido arañar cada pequeña mejora en nuestras condiciones laborales, el camino es largo, por ellas y por las que siguen y seguirán luchando celebramos el primero de mayo.