Termina por fin un año nefasto en el Real, la empresa se ha recreado a fondo en el abuso al aplicar un acuerdo COVID que nunca debió llegar a hacerse efectivo. Hemos sufrido la enorme influencia que tienen los dirigentes de este teatro, llegando incluso hasta jueces y autoridades sanitarias, cuando a la puerta de los juzgados nos han obligado a retirar denuncias bajo amenaza de sanción por temeridad, o cuando no se ha parado la actividad siquiera unos días, aun habiéndose detectado dos brotes de coronavirus en el centro, uno en marzo y el siguiente este mismo mes con un enorme número de casos positivos.
Se han producido varios despidos que infringen los acuerdos que nos regulan. También se ha acordado una extinción de contrato por vulneración grave de derechos fundamentales por parte de la empresa, silenciando con una buena cifra cierta información económica que podría cuando menos avergonzar a la entidad. Todo ello vinculado a la acostumbrada opacidad en las cuentas y a la salida de otro secretario general, y ya son un@s cuant@s quienes renuncian al puesto.
La FTR ha seguido dando cobertura a los intentos de sus cargos intermedios de sancionar a compañer@s por los motivos más arbitrarios, como marcharse un poco antes habiendo avisado para no quedarse atrapado por Filomena o accidentarse trabajando. Se ha negado el disfrute de vacaciones y se ha pretendido no abonar el complemento de desplazamiento horario, sancionando así el derecho a conciliación por cuidados familiares. La Fundación y sus incalificables acólitos han seguido persiguiendo a nuestra gente en primera línea, atacando no solo nuestras siglas sino también señalándonos en ocasiones con nombres y apellidos.
Cosas que no se mencionan en la web del Real, ahí solo se dice que «somos el mejor teatro del mundo», pero no se explica que se nos obliga a pagar con nuestro tiempo y nuestra salud para que sus insaciables egos sigan sacando pecho ante la clase adinerada.
Termina un año terrible pero no diremos que es un año para olvidar, sino al contrario, la memoria es fundamental para no repetir errores pasados ni incurrir en futuras fantasías.
También ha sido un año en que hemos enfrentado todas estas situaciones hasta donde nos ha sido posible hacerlo, y en ocasiones hemos obtenido resultados: se ha forzado el reconocimiento de las vacaciones como un derecho irrenunciable, hemos estado al lado del coro en todas sus denuncias para defender sus legítimos derechos, se han tumbado intentos de sanción, se han seguido ganando sentencias por antigüedades, nos hemos concentrado en la puerta en protesta por los despidos, no hemos validado el aplazamiento injustificado de la subida salarial que marca la ley… Y fuera del Real hemos participado en todos los conflictos del sector, hemos promovido la creación de una sección común en los teatros de la Comunidad en que tenemos presencia, estamos negociando la actualización salarial del convenio sectorial, apoyando el actual conflicto en el INAEM y en contacto permanente con profesionales del espectáculo en otros territorios, siempre al lado de la gente que pelea y que se defiende con independencia de siglas.
El acuerdo COVID nos ha mostrado que podemos vivir sin cobrar trabajos extras. Durante este año de condiciones abusivas se ha sustituido mucha contratación de eventuales con nuestro tiempo gratuito. La empresa incluso ha intentado expulsar de sus últimas bolsas a quienes interpusieran denuncia contra ella, vulnerando derechos fundamentales como la tutela judicial o la garantía a no ser represaliad@s, otra cosa que hemos enfrentado y que les hemos obligado a retirar. Muchas de estas personas están afectadas por el conflicto en el INAEM, por solidaridad con su situación y como rechazo a los abusos y desprecios a que somos sometid@s, llamamos a la conciencia individual y colectiva para que cesen los trabajos voluntarios durante el año próximo. Solo si actuamos podremos hacer que las cosas cambien algún día.
Nunca como ahora se había deteriorado tanto la labor en este escenario, han conseguido que gran parte del personal sea indiferente a la tarea que realiza, algo inconcebible en nuestra profesión. El desperdicio en potencial humano que se da en este sitio no tiene nombre, el Real se debería replantear el trato que da a su plantilla y cómo se relaciona con ella, si quiere que este teatro vuelva a funcionar como antiguamente. Y quienes están por encima de nuestros gestores y nos leen, también deberían mirar con lupa todas las denuncias que llevamos años haciendo, si alguna vez estallan las verdades ocultas del Real no podrán acusarnos de no haber dado la voz de alarma.
Madrid, 30 de diciembre de 2021
Sección Sindical CGT Teatro Real
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